– Lo primero que vamos a hacer es la crema de avellanas y la receta la tenemos aquí. Reservamos.
– Calentamos la leche. Reservamos.
– En un cazo, mezclamos las yemas con el azúcar. Simplemente los mezclamos, no los batimos. Las vertemos sobre la leche caliente removiendo rápidamente para que no se cuajen.
– Una vez integradas, ponemos de nuevo en el fuego y removemos constantemente la mezcla hasta que espese. Es importante que no hierva en ningún momento. Dejamos atemperar un poco.
– Una vez la crema se ha enfriado un poco, incorporamos la crema de avellanas y el azúcar invertido y dejamos enfriar unas 5 horas en el frigorífico antes de congelarlo. A este proceso se le llama «mantecar» el helado.
– Pasado el tiempo de mantecado, llevamos al congelador y pasada hora y media, mezclamos el helado.
– Repetimos el mezclado de nuevo a la hora y media dos horas y ya dejamos en el congelador hasta que se haya congelado por completo. Con este proceso de batido, conseguimos que no se formen cristales en el helado y que sea muy cremoso.