– Ponemos la nata a hervir y cuando lo haga, reservamos.
Con esto conseguimos subir la temperatura de la misma y luego se integra mejor con el azúcar caramelizada.
– En un cazo, echamos el azúcar y vamos removiendo con una cuchara de madera de manera constante para evitar que se cristalice. Poco a poco se irá disolviendo y tomando y color marrón clarito.
– Retiradlo y fuego y verter la nata sobre el caramelo.
Este paso hacedlo con cuidado porque puede saltar y quemaros, asó que siempre las manos bien protegidas.
– Verted también la mantequilla y la sal y dejar cocinar unos 2-3 minutos a fuego bajito hasta que todos los ingredientes estén bien integrados (no tiene que hervir en ningún momento).
– Poner en un tarro de cristal y dejar que se enfríe antes de utilizarlo. Veréis que tiende a «engordar», es normal.