Berlín con niños

Comer en Berlín sin gluten y con niños

Berlín con niños.

Berlín siempre fue una de las capitales europeas que estaba en mi lista de «pendientes por ir».

Y sin duda, los 4 días que pasé en ella no me dejaron indiferentes.

No diré que es la ciudad más bonita del viejo continente; pero sin duda, sí puedo asegurar que es la que más me impactó a nivel emocional por motivos obvios.

Y también a mis hijos. Que a pesar de tener 10 y 12 años, les dejó huella. Una huella que creo imprescindible en estos tiempos convulsos que corren.

Pero esa es otra historia.

Guía 4 días en Berlín con niños

Hoy os voy a contar a modo de guía qué hicimos nosotros los 4 días que estuvimos en Berlín y por supuesto donde comimos sin gluten.

Alemania en general está a años luz de España en el tema del gluten. No controlan demasiado y el tema de la contaminación cruzada aún menos.

Aun así, disfrutamos de unas cuantas comidas seguras y el resto, como estábamos en una apartahotel, lo hicimos en «casa».

En este post os cuento además como organicé el viaje Berlín, donde nos alojamos y supermercados donde comprar alimentos sin gluten en la capital alemana.

⇒ Día 1: Parlamento, Free Tour y Topografía del Terror

  • Llegamos a Berlín a última hora de la tarde, nos recogió el servicio que llevábamos contratado y ese día nos limitamos a hacer el checking la compra en un Lidl que teníamos al lado de apartahotel y darnos un baño en la piscina climatizada del mismo.

El primer día de turismo amaneció nublado y con un intenso frío (estuvimos la primera semana de Abril) pero bien abrigados, nos fuimos caminando desde el hotel hasta el Reichtag (parlamento) donde teníamos reservada la visita a la cúpula del mismo.

Es imprescindible llevar la entrada cogida con antelación y se hace desde esta web y sin duda, merece la pena porque las vistas que hay son espectaculares. Y eso que nosotros tuvimos un día muy, muy gris.

Cúpula Reichtag

Arriba: fotos en la cúpula del Reichtag de Berlín

Al lado del Reichtag se encuentra la famosa Puerta de Brandeburgo, símbolo de la capital Alemana y de la caída en 1989 del muro de Berlín.

En ella, tras hacernos las fotos de rigor, teníamos reservado este free tour (visitas guiadas de unas 2/3 horas en las que cuando acabas, entregas al guía una cantidad de dinero que estimas oportuno).

Yo soy muy fan de este tipo de tours porque te explican la historia de la ciudad con todo tipo de detalle. Pero es que creo en en Berlín, es absolutamente IMPRESCINDIBLE.

Berlín en familia
Desde la Plaza de París, nuestro guía nos llevó a visitar el «Monumento del Holocausto«, una impresionante cuadrícula formada de manera laberíntica por 2711 cubos grises de hormigón, de distintos tamaños, en homenaje a los judíos asesinados en toda Europa.

Tengo que deciros que me impresionó mucho.

Cuando lo ves de fuera no dice nada. Pero una vez dentro, sentí angustia. Y tal vez eso es lo que quería el autor del mismo. Me gustó. Me gustó mucho. Si eso se puede decir de un monumento a estos temas.

De ahí, continuamos con nuestro guía hasta lo que ahora es un parque infantil en una plaza de viviendas y dónde nos contó que debajo estaba el búnker donde se suicido Hitler.

Creo que por esto es muy importante hacer tours de este tipo en estas ciudades: de lo contrario uno pasa por allí y no hay aparentemente nada.

El guía nos econtó que justo en ese punto no quieren hacer nada «visible» para evitar concentraciones de peregrinaje de ultra-derecha.

Cerquita, llegamos a la Postdamer Plazt, donde vimos el primer trozo de muro de todo el viaje.

Arriba: Monumento al Holocausto. Dcha: trozo del muro de Berlin en la Postdamer Plast.

La famosa plaza quedó destruida prácticamente por completo tras la Segunda Guerra Mundial y dividida en dos con el muro.

Actualmente es una zona de altos y modernos edificios, centros comerciales y alberga la cúpula de cristal de Sony Center.

En ella está el primer semáforo que se instaló en Europa.

Y hablado de semáforos, el muñequito verde de los mismos, llamado «Ampelmann» es de lo más curioso.

En ese momento decidimos dejar el tour porque era la hora de comer y hacía muchísimo frío.

Aprovechamos que en esa zona hay muchos lugares para comer y lo hicimos en Maredo, una cadena de restaurantes con carne a la plancha, donde no había demasiadas opciones sin gluten pero la carne estaba realmente buena.

Y tras coger energía y calor (la verdad es que nos hizo en general mucho, mucho frío), seguimos la ruta por nuestra cuenta hasta llegar a la «Topografía del Terror«.

Museo semi al aire libre y gratuito donde estuvo la temida sede de la Gestapo, en él se conserva un gran trozo del muro de Berlin y se describe mediante fotografías y textos, la historia de las fuerzas de seguridad del régimen de Hitler entre los años 1033 y 1945.

Es otro lugar sobrecogedor.

Hay fotografías realmente duras y mis hijos estuvieron atentos a todas las explicaciones que les íbamos dando.

Y a pesar de que hasta ellos salieron de allí emocionados, creo que es necesario que vean lo que pasó, no hace demasiado, para entender que nunca jamás de debe volver a repetir.

Caminado y cerquita se encuentra el famoso «Checkpoint Charlie«, lugar donde mientras duró el muro, era uno de los pocos lugares donde los berlineses occidentales podían pasar -con muchas restricciones y de forma muy puntual- a visitar a sus familiares de la zona oriental.

A estas alturas del día estábamos agotados y helados, así que cogimos comida en un Vapiano que teníamos cerquita y nos fuimos al aparta hotel donde como además teníamos piscina climatizada, nos dimos un buen baño antes de caer rendidos.

⇒ Día 2: Campo de concentración de Sachsenhausen y East Side Galery

Este día temprano cogimos un tren y nos fuimos a visitar el campo de Concentración de Sachsenhausen.

Desde Berlín se tarda poco menos de una hora en en llegar. Hay que bajarse en el pueblo de Oranienburg y desde su estación, hay unos 20 minutos andando y bien autobuses.

Nosotros al ir con los niños optamos por coger las audioguías (cuestan 3€) y hacer la visita por libre. Pero hay tours guiados que en el caso de haber ido solos, hubiésemos cogido sin duda alguna.

Os puedo decir que tras casi 3 horas allí, salí absolutamente sobrecogida, angustiada y mal.

No me arrepiento en absoluto de haber ido. Y más con los chicos. porque como decía antes, deben saber que ha pasado en nuestra historia no tan lejana.

Pero es duro, es muy muy duro.

Campo concentración alemán

Tras esta dura pero necesaria visita, volvimos a coger el tren (donde por cierto comimos unos sandwiches que habíamos preparado en el apartamento) y aprovechando que era el único día de sol que tuvimos en todo el viaje, nos fuimos a ver la East Side Gallery.

Y si os preguntáis qué es, pues son 1,3 km de trozo de muro de Berlín donde tras su caída en 1989, permitieron a artistas de todo el mundo reflejar qué es lo que significaba el mismo para ellos.

De allí caminando (y dándonos una buena paliza, todo hay que decir), llegamos a la Alexander Plazt, otro de los puntos neurálgicos de la ciudad.

Ubicada en el centro del antiguo Berlin oriental, en ella se encuentra entre otras cosas, la Torre de la Televisión, que es el edificio más alto de todo Europa.

Se puede subir a ella e incluso comer/cenar porque hay un restaurante, pero no lo hicimos.

También está allí el famoso el reloj mundial.

Como era sábado había muchísimo ambiente.
 
Vimos un mercadillo de artesanía y encontramos puestos de «currywust», o lo que viene siendo salchichas cocidas con una salsa de tomate y curry.
 
Nos costo lo nuestro pero al final dimos con un puesto donde ponía expresamente que las salchichas eran sin gluten, así que nos merendamos unas tan felices.
 
Volvimos a casa caminando (fue un viaje en el que anduvimos muchísimo) y aunque teníamos previsto haber salido a cenar a «Cha-Cha», un restaurante tailandés que teníamos cerquita del hotel y donde nos habían asegurado que había muchas opciones sin gluten, el cansancio nos venció y cenamos en el apartamento.

⇒ Día 3: Kurfürstenmm, Acuario y Museo DDR

El tiempo cambió radicalmente y con él, nuestros planes.

La idea era haber ido este día al pueblo de Postdam, pero el intenso frío (no pasamos los 2 grados ese día) y sobre todo la intensa lluvia y nieve en algunos momentos, hicieron que cambiaremos de opinión y nos quedamos en la ciudad.

Por la mañana fuimos a visitar la zona de Kurfürstenmm, perteneciente en su momento al Berlín Occidental y llena de comercio y tiendas.

Allí mismo están el Zoo y el Acuario y aunque no soy fan de estos lugares, necesitábamos un rato a cubierto, así que entramos a ver el Acuario.

Muro de Berlín
Recordatorio en el suelo de Berlín de por donde estuvo su famoso y triste muro

Tras un buen rato en metro, cambiamos de zona y comimos en Burguerie, un pequeño restaurante donde controlan del tema sin gluten y hacen unas hamburguesas espectaculares.

Y lo mejor es que esta al lado de Jute Backery, un obrador 100% también sin gluten, donde aprovechamos e hicimos acopio del pan y dulces para el resto del viaje.

Y casi casi al lado, se encuentra también Suzette, una creperíra con deliciosas opciones sin gluten.

De allí y a pesar de que seguía cayendo el diluvio universal,  nos fuimos a visitar primero los patios del barrio judío, los Hackesche Hofe, un conjunto de patios llenos de tiendas y restaurantes restaurados y que merecen la pena sin duda

Muy cerca si quereis visitarla, se encuentra la mayor Sinagoga de Berlin (se puede visitar por dentro) y al lado de los patios está la plaza de Hackeche Markt, una de las mas animadas de la ciudad.

Pero como os digo, llovía-nevaba tanto que apenas la pudimos disfrutar.

Museo DMR Berlín

La última visita del día fue al Museo de la DDR, donde te cuentan de manera divertida e interactiva, como era la vida del Berlin Oriental los años del muro.

Me decepciono un poco porque entre otras cosas, había muchísima gente.

Y también me hizo sentir mayor.

En la zona de como eran las casas en los años 80, me encontré un ¡¡¡¡póster de los «Mother Talking»¡¡¡¡¡

Seguro que más de alguna estáis sonriendo en este momento.

⇒ Nota: si queréis visitarlo, coged entrada con antelación a través de su web porque os aseguro que la fila que había para entrar hora reservada era increíble.

Esa noche volvimos a cenar en el apartahotel.

⇒ Día 4: Museo Historia Natural, Berlín Wall Memorial y Museo Pergamo

A 5 grados bajo 0 y nevando a todo trapo, nuestra opción mañanera fue ir a visitar el Museo de Historia Natural.

Cogimos la entrada familiar de 15€ (dos adultos y hasta 3 niños menores de 15 años) y a pesar de haber estado hace un par de años en el espectacular de Nueva York, éste nos gustó mucho.

La parte de la evolución de la tierra es fantástica, así como las réplicas de los dinosaurios que por supuesto, encantaron a mis hijos.

Planes en Berlín con niños
Wall Memorial en Berlín

Al salir del museo y aprovechando que en ese momento no llovía-nevaba en exceso y la cercanía al lugar, fuimos a visitar el «Berlin Wall Memorial«.

Esta es otra zona del muro que se encuentra en la calle Bernauer y que es realmente sobrecogedora.

Se puede subir de forma gratuita a una torre desde la cual se ve observa era la división de la calle por el muro y hay un centro de documentación muy interesante.

Nota: si os gusta la historia, os recomiendo al 100% este free tour del Muro de Berlín y la Guerra Fría.

Comimos en un «Block House» de los tantos que hay en Berlín y donde tienen una pequeña carta sin gluten (carne a la brasa).

De de allí nos fuimos al Museo Pérgamo, donde teníamos hora reservada (muy importante nuevamente llevar todo cogido con antelación).

Fue una pena que su atracción principal, el «Altar de Pérgamo» que precisamente da nombre al museo, estaba en proceso de restauración, así que nos quedamos sin verlo (se supone que este 2020 vuelven a abrirlo al público)

Aun así, pudimos  ver la entrada de las Puertas de la ciudad de Babilonia o el Mercado de Mileto.

Museo Pergamo

La «Isla de los Museos», donde se ubica el Pérgamo, está muy cerca de la gran catedral.

Esta se puede visitar por dentro y la subida a la cúpula debe tener unas vistas espectaculares.

Pero como veis en las fotos, el día apenas tenía visibilidad y el cansancio hizo mella en nosotros, así que decidimos volver paseando hasta el hotel por la Unter den Linden, una de las calles principales de la ciudad que conecta precisamente la Alexander Platz con la Puerta de Brandeburgo.

Y este es el resumen de 4 días en Berlín con con niños y comiendo sin gluten.

Cierto es que como habéis ido leyendo, la climatología hizo que tuviésemos que variar varios planes y no disfrutamos de la ciudad como se merece.

Pero esas son cosas con las que cuando uno viaja, tiene que contar.

Y sin duda, Berlín, con o sin lluvia, frío o nieve, es una ciudad que hay que visitar sí o sí, porque la historia de sus calles es imprescindible no olvidar.

Helena

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