Filipinos sin gluten.
Creo que los sentidos que más nos evocan recuerdos son los olores y los sabores.
Y de entre los sabores, a mí los filipinos me recuerdan a una época de mi vida intensa, maravillosa, dura, cañera, intensa y bonita como fue la adolescencia.
Porque sí: soy una adolescente de los años 90. Con sus hombreras y sus chorreras en las camisas; «Mecano» y «Hombres G«; y de las que se atiborraba junto con las amigas a filipinos o morenitos a la salida del instituto (sí, justo antes de ir a comer…).
Como resultado de mi relato relato, estoy segura de que más de una u otro estáis en momento añoranza.