Celiaquía y anemia ferropénica.
Muchas personas entre las que me incluyo, nos pasamos media vida haciéndonos analíticas en sangre y en todas ellas nos dicen que tenemos anemia ferropénica. Y ahí se quedan.
Pues bien, la anemia ferropénica es uno de los síntomas más comunes y a la vez, que menos enlazan muchos médicos con la celiaquía.
Así que hoy vamos a ver que relación tienen ambos.
Qué es la anemia ferropénica
Los glóbulos rojos llevan oxígeno a los tejidos a su cuerpo y estos se producen en la médula ósea, circulando por el cuerpo durante 3 a 4 meses.
El hierro es una parte importante de los glóbulos rojos, ya que sin él, la sangre no puede transportar oxígeno eficazmente.
Por ello, la anemia ferropénica ocurre cuando el cuerpo no tiene suficiente hierro para producir hemoglobina, siendo los principales síntomas cansancio, debilidad, palidez, mareos y/o dificultad para concentrarse.
Relación entre celiaquía y anemia ferropénica
Las personas celíacas (sin diagnosticar) tenemos dañado intestino delgado afectando a las vellosidades intestinales, que son como «pelos» microscópicos que ayudan a absorber los nutrientes de los alimentos.
Cuando estas vellosidades están dañadas, el hierro no se absorbe bien, incluso comiendo alimentos ricos en este mineral.
Esto puede llevar a la anemia ferropénica de la que hablábamos antes, que por supuesto no mejora con suplementos de hierro mientras que las vellosidades intestinales sigan dañadas.

Que hacer si tienes anemia ferropénica
Por todo ello, si tienes una anemia ferropénica que no mejora con suplementos de hierro, es importante plantearse la opción de que una celiaquía esté detrás de ella.
Si tras hacerse todas las pruebas correspondientes, se confirma que la anemia está causada por la celiaquía, el tratamiento ya sabemos cuál es: una dieta estricta sin gluten de por vida.
Al eliminar el gluten, el intestino se recupera, las vellosidades vuelven a funcionar correctamente, y el cuerpo puede absorber el hierro de manera eficiente
Es todo por hoy.
Doy fé de que desde que era una niña, siempre tuve anemia ferropénica que se agravaba de manera exponencial en mis embarazos.
Desde que me diagnosticaron celiaquía hace más de 11 años, mi hierro está siempre en niveles de normalidad.
Helena