No conocía Los Angeles. Y no volvería. Peeeeeero, me ha gustado ir.
LAX (como se la conoce allí) es inmensa, pero inmensa. No tiene un «centro» como tal, sino que son miles de calles, de casa, de inmensas avenidas y autopistas atestadas de coches.
Tuvimos suerte porque no pillamos un solo atasco en todo el viaje. Mucha suerte.
Y repito no, no es una ciudad bonita. Ese glamour que nos venden de ciudad de las estrellas no existe. De verdad.
Aun así, tiene lugares muy pintorescos. Lugares que todos hemos visto en las películas y donde mola sacarse una foto para el recuerdo:
Pasear por el paseo de la fama con todas las estrellas del suelo; hacerse una foto con la señal de Beberly Hills; alucinar con los precios de las tiendas de Rodeo Drive; disfrutar del muelle de Santa Mónica o las increíbles vistas desde el Obsevatorio Griffih.