Cuando ya pasamos al comedor y ví el menú me vine de nuevo un poco abajo.
Yo sé que es un lugar donde se come increíble (ya os digo que me casé allí, pero ademas luego he tenido un buen montón de bodas).
Pero de nuevo cual es mi sorpresa cuando viene una chica a mi mesa, pregunta por mí y me dice que será ella quien me saque siempre mis platos.
Pues bien a modo de resumen, os puedo decir que comí exactamente lo mismo que el resto de los comensales glutonianos, porque me adaptaron todos, todos los platos, a excepción de los postres.
Pero que encima me gustaron más los míos.
Y como las fotos cuentan las verdades, ahí va mi menú.