Sobrevivir a las Navidades siendo celíaco.
No. No es fácil ni sencillo ser celíaco. Y menos, en unas fechas tan señaladas como son las Navidades.
Que no digo que el resto del año sea fácil.
Pero casi con toda seguridad, las Navidades son la época del año donde la vida social es más intensa. Y esa vida gira principalmente, en torno a la comida.
Comidas de empresa, cenas con la cuadrilla de toda la vida; comidas con las mamás del cole, meriendas con las compañeras de la Universidad y aperitivos con los del pádel.
Y por supuesto, «tooodas» las fechas marcadas en rojo en el calendario: Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes, con sus correspondientes cenas y comidas.
Estas últimas aderezadas además por la compañía de la familia. Ea.

Ser celíacos en Navidad
Pero…. ¡¡hay amigos¡¡
En ese maremagnun inacabable de cenas/comidas/meriendas y si me apuras hasta algún desayuno, siempre, siempre, pero siempre, está la amiga enterada sobre celiaquía que sabe mucho, mucho más que tú.
Pero que por supuesto no es celiaca, ni médico, ni investigadora ni ná de ná.
También está el cuñado que te dice que eres una exagerado.
Y por supuesto, la suegra que jamás se preocupa por ponerte algo apto porque eso son «tonterías de médicos modernos y toda la vida ha habido gente que tenía diarreas y a le sentaban mal las comidas».
Y a eso añadimos: «deja al niño tranquilo aunque solo sea por un día».

Y tú sonries.
Sonríes y en cada una de esas comidas/cenas procuras ponerte en una esquina para evitar lo mas posible la contaminación cruzada. O en su defecto, entre dos personas de confianza que saben de qué va todo esto y van a tener cuidado con lo que comen.
Y disfrutas el día que te toca organizar una de esas comidas/cenas/meriendas en casa porque sabes con total seguridad, que ese día no te vas a contaminar ya que tú has llevado el control de la cocina.
Sin embargo, ese día tendrías que aguantar a alguien de turno decir: «pues no esta tan malo eso para no llevar gluten».
Ojo, hablamos de un carpaccio de piña. Ummmmmmm.
Respira, inspira, respira, inspira.

Y mi favorita: «Os quejareis que ahora sois los reyes. En todos lados hay cosas sin gluten y todos nos tenemos que adaptar a vosotros».
De nuevo mi cabeza: «BOMMMMMMMMM«


Ojo. Que ya sabéis que yo esto de clase celiaquía lo llevo requetebién. Y jamás me he quedado en casa por ella.
A Nicolás, mi hijo celíaco le transmito que somos celíacos como tenemos los ojos marrones o en nuestro caso, hemos nacido en Pamplona. Es simplemente un factor más de nuestra vida.
Pero las cosas como son: sobrevivir a las Navidades siendo celíacos, no siempre es fácil.
Por si os apetece seguir leyendo, aquí tenéis una guia de como comer fuera de casa. Como siempre, con humor.
Buenísmo!!!! ME HA ENCANTADO!!!!!
Muchas gracias¡¡¡¡¡
Geniallllll
Gracias¡¡¡¡¡
Helena, lo has clavao!!