Si hablamos de los adultos, todos los que hemos estado años sin tener un claro y correcto diagnóstico pero sí en cambio padeciendo mil síntomas en nuestro cuerpo y sobre todo, sintiéndonos enfermos, sabemos que la irritabilidad, el cansancio, el agotamiento, el hastío, la apatía, con compañeros de vida.
Y eso mantenido en el tiempo, puede conllevar a una depresión.
Hablamos en este caso de un componente neurológico de la relación entre celiaquía y depresión.