– Lo primero que haremos será poner a hidratar las hojas de gelatina en agua muy fría.
Una vez hidratada, calentamos un poquito 60 ml de nata. Escurrimos la gelatina y la incorporamos, mezclando hasta su completa disolución. Reposar.
– En segundo lugar montamos 300 ml nata (debe estar muy fría) y cuando esté completamente montada, reservamos en el frigorífico.
– A continuación en la amasadora batimos el queso crema (en este caso, mejor si lleva un rato a temperatura ambiente para que esté blando) y cuando veamos que está cremoso, añadimos el azúcar y continuamos batiendo.
– En ese momento vamos vertiendo la nata con la gelatina disuelta sobre la crema de queso a modo hilo, despacio, para que se integre bien (sobre todo hay que hacerlo de poco a poco si la nata está aun templada, para evitar que se corte la masa).
– Finalmente, añadimos la nata montada haciéndolo de manera manual y con movimientos envolventes