Rosquillas sin gluten

Rosquillas sin gluten

Rosquillas sin gluten.

Hay sabores que directamente te transportan a un momento de tu vida.

Y eso es precisamente lo que me pasa a mí con las rosquillas: me llevan a mi infancia, a casa de mis padres. A días de frío, azúcar y amasado. 

Es más, esta receta de rosquillas de hoy es la de mi madre. La que siempre hizo ella y hacía también mi abuela. Eso sí, en su versión sin gluten, por supuesto.

Posiblemente las recetas que tengáis en vuestras casas sea muy parecida; o tal vez no. Porque ya sabemos que en esto de los postres tradicionales, cada lugar y casi casi, cada familia, tiene su propia receta.

Pero desde luego si os gustan las rosquillas, os animo a hacerlas y contarme qué os parecen.

Rosquillas sin gluten de anís
Rosquillas de anís sin gluten

Rosquillas de anís sin gluten

Para el agua de anís

100 ml agua

15 gr aníses en grano

Para la masa de las rosquillas

200 gr azúcar blanquilla

ralladura piel 1/2 limón

3 huevos L

100 ml aceite

50 ml agua de anís

500 gr harina de repostería

15 gr levadura química

5 gr goma xantana

12 gr psyllium

una piza de sal

azúcar para rebozar

- Preparamos el agua de anís

– Para comenzar, ponemos hervir el agua y cuando este en ebullición, echamos los anises de dejamos infusionar unos 3/5 minutos.

– Pasado el tiempo, retiramos del fuego, dejamos reposar hasta que se enfríe, colamos los anises y reservamos el agua.

- Para la masa de las rosquillas

– En primer lugar en un bol, mezclamos la harina junto con la levadura, la goma xantana, el psyllium y la sal. Reservar.

– A continuación lavamos bien un limón y cortamos la piel, convidado de no coger la parte blanca ya que tiende a amargar. Reservar.

– Mezclamos el azúcar con el limón.  En el caso de tener procesador de alimentos, trituradlos hasta hacerlo polvo. En caso de no tener, saltar este paso.

– En ese momento poner en la amasadora el azúcar con el limón, el aceite y los huevos y batir hasta que tengamos una masa homogénea.

– Incorporar el agua de anís y seguir batiendo.

– Con la velocidad de la amasadora baja, ir echando la harina a cucharadas dejando que se vaya integrando por completo.

– Una vez lista la masa, pasarla a una fuente engrasada previamente, taparla con film transparente y dejarla entre media hora y una hora en el frigorífico.

- Freímos las rosquillas

– Una vez enfriada la masa, en una sartén honda echamos bien de aceite de girasol y la calentamos a fuego medio.

– Mientras se calienta el aceite y con las manos engrasadas, vamos cogiendo bolas de masa de unos 20/25 gr y en medio, les hacemos un hueco, dándoles la forma de las rosquillas.

     ⇔ Truco: para que la masa no se nos peque al hacer la forma de las rosquillas, hay en engrasarse las manos o bien mojaras en agua muy fría justo antes de dar forma a cada una.

– Cuando el aceite esté listo, vamos echándolas y en el momento que veamos que están doradas, les damos la vuelta para hacerlas por el otro lado, con cuidado de que nos se quemen.

– Finalmente, trasladar a un plato cubierto con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

Azúcar: las rosquillas se pueden hacer con azúcar moreno, panela, blanquilla o mezcla de ellas.

 Aceite: el sabor del aceite de oliva virgen extra (AOVE) puede ser fuerte para algunas personas, así que se pueden hacer mezclando éste y el de aceite de girasol o solamente con girasol.

 Harina: en este caso, yo opté por el Mix de harina sin gluten de Leon de Baker, pero por supuesto se pueden hacer con el mix que mas os guste o vuestra mezcla de harinas caseras preferidas.

Goma Xantana y Psyllium: son prescindibles ya que no cambian el sabor de las rosquillas, pero sí mejoran mucho su textura.

 Anís: no es imprescindible pero le da un toque especial a estas cosquillas. Se pueden hacer también con licor de anís o incluso con un poquito de agua de azahar.

La receta contiene HUEVOS

Espero que os haya gustado esta propuesta de unas clásicas rosquillas de anís sin gluten.

Creo sin ninguna duda que a más de una persona el sabor le transportará a su infancia, las casas de las abuelas que tan bien olían siempre.

Y por si queréis más recetas clásicas «de abuela», el flan de huevo no lo puede ser más.

Helena 

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