3. Muchas veces en las páginas de las Asociaciones del lugar que vamos a visitar, encontramos listados de restaurantes donde podemos comer tranquilamente. Incluso los avalados por la propia asociación, lo cual siempre da un plus de seguridad.
Pero además, a mi personalmente me resulta valiosísima la opinión de otros celiacos viajeros.
Por eso visito muchos blogs, miro en las páginas de los
grupos de Facebook y me leo todo lo que cae en mis manos.
Muchas veces está en idiomas que no entendemos, pero para eso está el maravilloso traductor de google, que aunque traduce «a su manera» para entender lo básico, es suficiente.
Y a partir de ahí yo me hago mis listados con la dirección de los restaurantes, los precios, la web, etc.
Además en la medida que se pueda, es interesante reservar por si las moscas.
En este punto yo añadiría buscar información sobre los platos típicos del destino a visitar y que podemos y que no comer.
Por ejemplo, en los países asiáticos se come mucho arroz como todos sabemos, y es apto.
Pero la mayoría de las salsas con los que lo acompañan tipo soja, tienen una base de harina de trigo, con lo cual hacen que ese plato se convierta en prohibido para los celiacos.
Como siempre, la clave es información, información, información. Y previa, no «in situ».
Así evitaremos al máximo contaminaciones indeseables, más aún cuando estamos de viaje.